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  • María Claudia Uribe

¿Cuando mi familia requiere ir a terapia familiar?


Afortunadamente ya son muchas las personas que reconocen que la salud mental es importante y debe atenderse, incluso buscando a un profesional de la psicología para hacer un proceso de psicoterapia individual.


Sin embargo, muchas veces lo que pudiese ser más efectivo, por sí mismo o en paralelo a la terapia individual, es la terapia familiar ya que permite trabajar con los miembros del sistema familiar para mejorar patrones de relación que cuando no se tratan, afectan el funcionamiento individual y colectivo de sus miembros.


¿En qué situaciones se recomienda de manera particular la terapia familiar?

Recomendamos buscar terapia familiar cuando la familia experimenta uno o más de los siguientes síntomas:

  • Tienen dificultades para mantener un funcionamiento acorde a su capacidad regular. Por ejemplo, hay una disminución de energía en la familia o actividades que antes eran rutinarias, de pronto, se sienten pesadas o generan conflicto.

  • Hay reactividad emocional entre sus miembros. Por ejemplo, se observan con frecuencia situaciones donde se expresa enojo, ansiedad, frustración o tristeza profunda y estas no parecen resolverse.

  • Hay una ruptura en la comunicación entre sus miembros. Por ejemplo, resulta más difícil de lo usual comunicarse con miembros de la familia. O parece existir “la ley del hielo” presente y con regularidad en la familia.

  • Hay temas tabúes. Nos cuesta hablar de ciertos temas que nos afectan y se vuelven “el elefante en medio del salón”, que pretendemos no ver; pero todos o muchos saben que está allí.

  • Hay miembros de la familia que se apartan de la convivencia familiar de manera recurrente. El aislamiento puede ser un síntoma de un problema a nivel individual o familiar que, al ser atendido a nivel del sistema familiar tiene más posibilidades de mejoría, ya sea mejorando el entorno o identificando cómo apoyar al miembro que lo necesita.

  • Los miembros de la familia expresan sentimientos de desesperanza o de impotencia y hay una sensación de que está siendo muy difícil manejar los estreses cotidianos.

  • Ha habido cambios en las conductas de los hijos en casa o escuela. Incluso cuando el hijo o hija requiera atención individual para manejar temas educativos o emocionales que puedan estar interfiriendo en su funcionamiento y desempeño, es recomendable abordar el tema a nivel familiar para identificar patrones familiares que pueden estar influyendo, generando o reforzando las conductas problemáticas.

  • La familia ha tenido una experiencia traumática y sus miembros están teniendo dificultades manejando esta situación. Por ejemplo, las muertes, separaciones, descubrimientos de infidelidades, mudanzas, enfermedades y otras situaciones difíciles, pueden requerir de atención familiar para ayudar al sistema a asimilar la situación y generar los cambios necesarios para adaptarse a la nueva realidad.

  • Hay abuso de sustancias, conductas adictivas, violencia o trastornos mentales en uno o más miembros de la familia. Abordar estos temas en la familia es un desafío que requiere de atención profesional y que potencia los cambios necesarios para la mejoría familiar e individual.


“Los terapeutas familiares ven más allá de los patrones problemáticos en la familia al potencial poder curativo de las relaciones familiares.” - Joseph A. Micucci



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