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Mayra Bultrón

La ansiedad en la etapa adolescente


Empecemos con recordar ¿qué es ansiedad?


Según la Real Academia, la ansiedad se deriva del latín “anxietas” que significa “estado de agitación, inquietud y zozobra del ánimo”. Por definición entonces, la ansiedad es una emoción que se experimenta en situaciones en las que una persona se siente amenazada por un peligro externo (estresor) o interno (algún recuerdo, miedo, problema, fantasía).


Debemos recordar que sentirnos ansiosos ante una situación diferente, retadora, estresante o que represente algún desafío futuro, es una reacción completamente normal e inclusive esperada ante algunos escenarios y la mayoría de las veces esta emoción viene acompañada de algunos síntomas en el cuerpo de hiperactividad e hipervigilancia como pueden ser: temblores, inquietud, dificultad para respirar o sensación de ahogo, sudoración, palpitaciones rápidas, sensación de “nudo en la garganta”, dificultad para concentrarse, irritabilidad, dificultad para conciliar el sueño, sensación de que va a suceder algo, entre otros.


¿Cuándo la ansiedad puede considerarse disfuncional?

  1. Cuando es desproporcionada y no responde al sentido común: no nos encontramos frente a una situación desafiante o de peligro; pero no logramos sentirnos tranquilos;

  2. Cuando es demasiado prolongada y nos da la impresión de que no acabará jamás;

  3. Cuando compromete la eficacia de nuestras labores diarias y nos hace sentirnos improductivos, interviniendo con nuestro diario vivir;

  4. Cuando se vuelve incontrolable y nos hace sentirnos impotentes, sin poder reaccionar ante ella.


¿Cómo se observa la ansiedad en los adolescentes?

El sentirse ansioso puede ser algo bastante común durante la etapa preadolescente y adolescente. Esto se da porque esta etapa de nuestras vidas conlleva muchos cambios (emocionales, físicos y sociales) que suceden al mismo tiempo.


Los adolescentes se encuentran en una constante búsqueda de nuevas experiencias y más independencia, y esto puede ser muy emocionante, pero también viene acompañado de una sensación de incertidumbre y miedo.


Algunos adolescentes, por ejemplo, pueden preocuparse acerca de: comenzar su escuela secundaria, de verse de una determinada manera, de hacer amigos, de ser incluidos en los grupos sociales, de realizar exámenes más difíciles, de sacar buenas calificaciones, etc.


Mientras van haciéndose mayores, también pueden surgir los miedos o la ansiedad por su mundo futuro, haciéndose preguntas como: ¿qué carrera voy a estudiar?, ¿en dónde voy a estudiar?, ¿de qué voy a trabajar cuando sea adulto?, ¿cómo se pagarán mis estudios?, entre otras.


Si soy el padre o madre de un adolescente, ¿qué puedo hacer?

Una de las maneras más importantes para ayudar a nuestros adolescentes a desarrollar la habilidad de manejar sus ansiedades, es conversando con ellos acerca de estas preocupaciones. Al conversar abiertamente con nuestros hijos acerca de la ansiedad, les enviamos el mensaje de que pueden hablar de eso en el momento en que lo necesiten y podemos transmitir seguridad de que es normal sentirnos ansiosos ante situaciones desconocidas.


Aún cuando los adolescentes no quieran hablar del tema, poder abrir el espacio de conversación les hará saber y sentir que pueden acudir a pedir ayuda en cuanto la necesiten.


Algunas otras maneras de ayudarlos a enfrentar la ansiedad son:

  1. Reconocer y validar las preocupaciones que tengan. Es importante nunca descartar o ignorar los sentimientos de nuestros adolescentes. Es importante para ellos sentir que los tomamos en serio, y que creemos que podrán superar estas ansiedades. Ellos necesitan saber que, como familia, estamos dispuestos a apoyarlos.

  2. Ayudarles a proponerse pequeñas metas que les faciliten enfrentar las ansiedades, por ejemplo, si un chico se está sintiendo ansioso por una presentación del colegio que debe hacer frente a un público, incentivarlo a hacer pequeñas prácticas frente a personas del grupo familiar para ayudarle a sentir más confianza.

  3. Conversar acerca de nuestras propias preocupaciones cuando estábamos adolescentes. Todos pasamos por esta etapa y sabemos cómo es tener esa edad, conversar abiertamente de que nosotros nos sentimos igual o experimentamos cosas muy parecidas, los puede ayudar a explorar y entender esta emoción.

  4. Escuchar activamente, dejarlos explicar lo que están sintiendo en sus propias palabras sin apresurarnos a resolverles el problema. Esto les ayuda a saber que entendemos cómo se están sintiendo y los ayuda a identificar sus pensamientos y sentimientos, lo cual es un buen primer paso para poder manejar su ansiedad.

  5. Incentivarles a vivir un estilo de vida saludable, con mucha actividad física, buenas horas de sueño, buena alimentación y momentos de diversión y esparcimiento familiar. Evitando el uso de alcohol y otras drogas que puedan afectar su sistema en crecimiento.


Si notamos que la ansiedad está afectando las actividades diarias de nuestro adolescente, es importante reconocer cuándo es importante pedir ayuda profesional y conseguir a un profesional idóneo de la salud mental que le ayude a su hijo con estrategias para manejar sus ansiedades.





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