Tips para regular tus emociones
Tal vez al encontrarte con este escrito… te estés sintiendo triste en demasía, o con intenso enfado o frustración.
Sientas el pecho apretado, dolor emocional, dificultad hasta para respirar, para descansar… o trabajar…
Ciertas ideas te obsesionen o, por el contrario, sean poco claras y confusas…
Sientas que estás a punto de perder el control… y decir o hacer cosas que intuyes no te harán bien, ni a ti, ni a tus seres queridos u otras relaciones…
Puede que sientas que estás a punto de perder la cordura… que te sientas perdido, al borde de un colapso… que estés anclado en algún suceso doloroso o traumático del pasado, o sumamente ansioso y temiendo que algo malo suceda en el futuro.
Es posible que estés experimentando entonces desregulación emocional.
Si es así, es importante que pidas ayuda: Hay profesionales que pueden apoyarte y ayudarte a sentirte mejor, retomar tu rumbo y recuperar o lograr tu bienestar.
Mientras esa ayuda llega, hay herramientas sencillas que pueden ayudarte, todas ellas te ayudarán a anclarte en el presente. En primer lugar, enfocándote en tu cuerpo, aquí y ahora.
Tu respiración:
Enfócate en tu respiración, como si ésta fuese una suave brisa, en la que aire entrara y saliera…
Suavemente, enfócate en cómo el pecho asciende al inhalar y cómo desciende al exhalar…
No lo fuerces… se suave y gentil contigo, sumamente suave, sumamente gentil.
No te exijas… se paciente contigo…enfócate en hacerlo…
Tus sentidos:
Enfócate en tus sentidos más primitivos, ellos acudirán en tu ayuda: tacto, olfato y oído.
Coloca la mano derecha sobre tu pecho, y la izquierda sobre el abdomen, debajo del ombligo, y siente el tacto tibiecito de tus manos, siéntelo… imagina que puedes ofrecerte - desde ese tacto amoroso - la calma y la ternura, la serenidad o el consuelo que necesitas… como lo harías con un niño asustado o triste…
Luego, imagina o evoca un sonido que te de paz, que te calme, que te haga sonreír… inhala, exhala y sonríe…
Luego, imagina un aroma muy agradable… intenta evocarlo… no te exijas… sé amable contigo... sumamente paciente y gentil… recuerda, como si estuvieses calmando a un niño que está asustado, triste, o herido, al que amas…
Sobre la vergüenza y la culpa:
Si estás sintiendo honda vergüenza o culpa… recuerda que sólo los seres íntegros y con cierto grado de salud mental y ética son capaces de sentir esas emociones… Ellas están relacionadas con el temor de haber herido a alguien… o dañado algo… o decepcionado… o haber trasgredido tus valores… o tu dignidad… pero si los experimentamos en demasía, nos aplastan y paralizan…nos hunden en un infierno emocional…
Recuerda: pide ayuda… es muy importante un acompañamiento profesional cuando estos sentimientos nos desbordan.
Tomar contacto con otros y con la naturaleza:
No te quedes solo, ni encerrado. Busca salir al encuentro con la naturaleza generosa; toma unos minutos de sol en las mañanas (la luz solar facilita la biosíntesis de la serotonina, neurotransmisor necesario para no deprimirnos). Busca el encuentro (puede ser virtual) con personas que te aprecian, busca el contacto… el abrazo… abraza… expresa…
Ponerse en movimiento:
Muévete… la vida es movimiento, mueve tu cuerpo, haz ejercicio, trota, baila, muévete… al mover el cuerpo movemos la energía, movemos las ideas, las emociones… Sí… sacude… descarga… expresa, canta… la voz es un maravilloso instrumento expresivo con el que contamos.
Reconocer tus emociones y aceptarlas:
Tomar conciencia de ellas es el primer paso para poder gestionarlas: me estoy sintiendo triste... siento enojo… tengo miedo.
Validar tus emociones:
No te juzgues, todas las emociones tienen su sentido, su razón de ser. Si las juzgas, rechazas y luchas contra ellas es posible es que se “rebelen” e intensifiquen.
Practicar la compasión y la autocompasión:
Se compasivo… la compasión nos provee de gran riqueza en autorregulación, y … ojo: empieza por ser cuidadoso y compasivo contigo mismo… no te juzgues ni compares… tú eres una joya única y valiosa.
Agradecer:
Agradece… la gratitud es un sentimiento que produce cambios favorables en nuestro sistema nervioso.
Comparte con otros:
Siempre que te sea posible y sin descuidarte a ti mismo… sal de ti y (dentro de tus reales posibilidades) ayuda a otros… tiéndeles tu mano, pues siempre hay personas más necesitadas que tú, que se sentirán bendecidas con lo que tú les puedes ofrecer: tu escucha, tu tiempo, o lo que puedas brindar libremente… el altruismo es otro gran regulador emocional.
Recuerda:
Tienes dentro de ti todo el potencial para sanar, pero que el apoyo de un profesional puede ser de gran ayuda, para puedas acceder a esa fuente profunda de sabiduría, amor incondicional, compasión y bienestar con la que a veces perdemos contacto.
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