Mitos relacionados con la regulación emocional
Las emociones son parte del desarrollo evolutivo tanto en el ser humano, como en el mundo animal. El miedo y el enojo, por ejemplo, son necesarios para la sobrevivencia. Existen emociones primarias que son adecuadas al contexto y las secundarias que son una reacción a la emoción primaria. Usualmente nuestro juicio se dirige hacia nuestras emociones secundarias. Las emociones pueden ser fruto de la combinación de reacciones corporales, pensamientos y los impulsos de acción.
Entonces, ¿de qué sirven las emociones? ¿Por qué tenemos emociones? Según la teoría que sustenta la Terapia Dialéctica Conductual (DBT) existen tres funciones principales de las emociones:
1. Las emociones comunican e influyen en los demás. Comunicamos nuestras emociones a los demás con lenguaje verbal y no verbal (expresiones faciales, gestos corporales o posturas). Cuando hay una diferencia en lo que una persona comunica de forma no verbal y verbal, la otra persona generalmente responderá a la expresión no verbal. Así que a menudo se nos malinterpreta
2. Las emociones organizan y motivan la acción. Las emociones preparan y motivan la acción. Hay un impulso de acción conectado a emociones específicas que está programado. Por ejemplo, si ves a tu hijo de dos años en medio de la calle y se acerca un carro, sentirás una emoción, miedo y esta emoción te impulsará a correr para salvar a tu hijo. No te detienes a pensar en ello. Solo lo haces. La ira puede motivar y ayudar a las personas que protestan por las injusticias. La ira puede anular para salvar a alguien que está en peligro.
3. Las emociones pueden contener información valiosa. Las emociones pueden darnos información sobre una situación o evento. Pueden indicarnos que algo está sucediendo. A veces, las señales sobre una situación se captan de forma inconsciente y luego podemos tener una reacción emocional, pero no estamos seguros de qué desencadenó la reacción. Sentir "algo no se siente bien acerca de esto" o "tenía la sensación de que algo iba a suceder y sucedió" son algunas de las señales que podemos recibir.
Si nuestras emociones se minimizan o invalidan, es difícil que nuestras necesidades se tomen en serio.
Mitos sobre las emociones:
Las personas a menudo desarrollan creencias falsas sobre las emociones. En la sociedad actual existen muchos mensajes sutiles sobre cuál debería ser nuestra relación con las emociones. "Eres débil si demuestras que te duele", "Los hombres no deben llorar". Los conceptos erróneos sobre las emociones pueden contribuir a una relación poco saludable con su mundo emocional. Aquí mostramos conceptos erróneos más comunes o 'mitos' de las emociones.
Mito 1: Hay una forma correcta de sentirse en cada situación.
Las emociones no son correctas o incorrectas, buenas o malas. Las emociones nos proporcionan pistas sobre situaciones específicas y nos preparan para responder. Existen diferencias individuales en cómo experimentamos las emociones. Diferentes personas pueden sentir una variedad de emociones como respuesta al mismo evento. Asimismo, la intensidad de la emoción y la experiencia fisiológica también pueden diferir de una persona a otra. Esto se debe a que todos tenemos diferentes fisiologías; diferentes experiencias de vida; y diferentes creencias sobre nosotros mismos, los demás y cómo funciona el mundo.
Mito 2: No puedo controlar cómo me siento.
Tendemos a asumir que las emociones simplemente ocurren o que otros nos hacen sentir una emoción en particular, por ejemplo, "ella me hizo enojar". Hasta cierto punto, esto es cierto: las personas y los eventos nos hacen "sentir" todo el tiempo y desencadenan reacciones emocionales en lo profundo de nuestro cerebro y sistema nervioso. No tenemos control directo de nuestras emociones, no podemos encenderlas o apagarlas como un interruptor de luz. Sin embargo, podemos aprender a modular y regular nuestras emociones para poder subirlas o bajarlas un poco como un regulador de intensidad.
Mito 3: Las emociones negativas son malas y destructivas, o causarán algún daño.
Las emociones no son positivas ni negativas, están ahí por una razón. Pueden ser más o menos agradables o cómodas, pero no son 'malas. Es lo que hacemos en respuesta a nuestra emoción lo que marca la diferencia. Por ejemplo, cuando alguien siente enojo, puede experimentar un fuerte impulso de gritar, pelear y dañar la propiedad, pero esto no significa que vaya a hacer estas cosas. Podemos aprender a ser informados por la ira y usar esto para guiar una acción efectiva.
Mito 4: Las emociones ocurren sin motivo o son completamente irracionales.
Todas las emociones, incluidas las desagradables, tienen un propósito. Las emociones son el resultado de nuestra percepción de una experiencia (parte de esta percepción ocurre conscientemente y otra ocurre más profundamente en nuestro cerebro mamífero). Nos comunican sobre nuestro entorno y nos motivan a comportarnos de manera que mejoren nuestras posibilidades de supervivencia. Las emociones funcionan como un sistema de alerta temprana. Son señales internas que nos motivan a actuar e influyen en las decisiones que tomamos.
Mito 5: Mis emociones me harán perder el control.
Las emociones a veces pueden resultar resistentes, aterradoras o confusas. La buena noticia es que las emociones no duran para siempre, van y vienen como las olas en el mar. Hay formas en las que puede aprender a manejar sus emociones en el momento y regular cómo reacciona ante ellas.
Mito 6: Así es como lo siento, así que debe ser verdad.
A veces, las emociones se sienten tan fuertes o abrumadoras que crees que deben ser verdaderas. Si te sientes desamparado/a, no necesariamente se sigue que estés desamparado/a. Si te sientes ansioso/a, no siempre significa que esté en peligro. Las emociones reflejan pensamientos y si sus pensamientos son inexactos o equivocados, sus emociones también pueden serlo.
Mito 7: Las emociones son e inútiles.
Las emociones son la forma más rápida de descubrir cuál es nuestra actitud ante una determinada situación. Estamos programados para sentir emociones y están ahí por una razón. Pueden resultar muy útiles en determinadas situaciones. Si siento emociones abrumadoras por algo, puedes aprender habilidades para enfrentarlas de la manera óptima posible.
Mito 8: Si tengo ganas de hacer algo, entonces esa debe ser la decisión correcta para mí.
A veces experimentamos emociones abrumadoras que pueden hacer que actuemos de maneras que no son óptimas para nosotros. Esto no significa que tener estas emociones esté mal, sino que podemos aprender formas de afrontarlas que pueden mejorar nuestra experiencia en general.
Mito 9: La vida es aburrida sin drama y emociones extrema.
Estar abierto a todas las diferentes emociones que podamos sentir puede enriquecer nuestra vida psicológica interior. Pero, actuar sobre impulsos agudos que resultan de emociones intensas puede llevar a consecuencias destructivas que no son buenas para nosotros a largo plazo.
Mito 10: Si los demás no están de acuerdo con cómo me siento, entonces debo estar equivocado/a.
Las personas pueden experimentar diferentes emociones después del mismo evento. No hay una manera clara o incorrecta de sentirse en ninguna situación. Tu reacción emocional es la que es: la tuya.
Ahora que nos hemos familiarizado con algunos de los mitos más comunes sobre las emociones, pensemos en cuál de ellos es más común en la forma en que te percibes a ti mismo/a, a otras personas y al medio ambiente. Un primer paso es este: identificar el nivel de creencia en los mitos. Al comenzar a pensar de manera diferente sobre la relación que tienes con tus emociones, activarás diferentes vías neuronales que aumentarán la posibilidad de actuar de manera diferente, la próxima vez que te encuentres en una situación parecida. Piensa en los diferentes resultados que puedes obtener si pruebas un patrón de comportamiento alternativo, al reconocer si una creencia que tienes sobre las emociones es incorrecta. Trata de imaginar de qué manera su vida sería diferente si actuaras de acuerdo con puntos de vista más realistas.
Referencias:
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