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Mercedes Ruíz y Elida Picota de Tapia

Resiliencia Familiar en cada etapa del ciclo vital de la familia.



La familia es el arma más poderosa para vencer la adversidad cuando activa y desarrolla su capacidad de Resiliencia, ya que la hace más fuerte, proactiva y le permite lograr encontrar y potenciar lo rescatable de las situaciones trágicas y difíciles y a la vez buscar nuevas posibilidades para resurgir.


Toda familia a pesar de sus variaciones culturales, sociales, idiosincráticas pasa por un ciclo a lo largo de su desarrollo. Este ciclo vital de la familia es un reloj biológico y psicosocial que puede transcurrir de forma saludable o presentar signos de enfermedad o patología. Durante el recorrido de este ciclo vital son inevitables las crisis transicionales de una etapa a otra; y a la vez pueden surgir tensiones adicionales desde lo externo.


Estas crisis, retos, demandas y tensiones exigen una reorganización del funcionamiento de la familia para enfrentarlas y superarles. Y aquí es donde la Resiliencia juega un papel fundamental, muy importante.


La capacidad de Resiliencia del grupo familiar y de cada uno de sus miembros ayudará a cada familia a realizar esta gran tarea del ciclo vital: potenciar y mantener la funcionalidad de las familias.

Si las familias conocen las etapas por las cuales atraviesan a lo largo de su desarrollo, las tareas a lograr en cada etapa y las crisis típicas que conlleva cada etapa pueden generar los recursos para enfrentar y superar todo lo anterior lo mejor posible para salir airosas.


La capacidad de resiliencia familiar es fundamental para enfrentar circunstancias difíciles, adversidades, traumas, tensiones extremas y recuperarse, saliendo fortalecidas o incluso con más recursos. Las familias resilientes enfrentaran las crisis de manera tal de reforzar y favorecer su salud y bienestar.


No todas las familias, parejas y personas que sobreviven a situaciones adversas y difíciles son resilientes, muchas pueden no potenciar esta capacidad y quedar atrapadas en esas situaciones, considerándose víctimas, y con gran dificultad para curar sus heridas, enojados con las circunstancias e impedidos de superarlas, quedando estancadas en su crecimiento.


Pero, lo fundamental y realmente esperanzador es que se puede aprender a ser resilientes, a potenciar ese recurso que está en el interior de las familias, y utilizarlo para enfrentar situaciones adversas a lo largo del desarrollo de su ciclo de vida.


Aprender a utilizar sus recursos y procurar su fortalecimiento en familia, les permitirá ser más competentes en todos los ámbitos y desarrollar formas más efectivas de enfrentar y superar los conflictos.


¿Por qué se hace urgente desarrollar o potenciar esta capacidad de resiliencia familiar? Porque cada vez más la familia está “bombardeada” desde afuera por fuerzas externas que amenazan su integridad, su estructura y su dinámica y en ocasiones su existencia. Pero, para hacer a la familia más resistente a estos impactos, hay que desarrollar y fortalecer la capacidad de resiliencia desde dentro, enfrentando y sobreviviendo con éxito las presiones, tensiones y crisis internas que provienen de los cambios transicionales que se dan en cada etapa del ciclo vital de la familia y que conllevan crisis, momentos de paso y transformaciones intensas que pueden estancar o movilizar adecuadamente a la familia para pasar a la siguiente etapa. Para lograr el fortalecimiento de esta capacidad de resiliencia, se hace fundamental:


· Que las familias conozcan y acepten que el desarrollo evolutivo de la familia es complejo, pero como se atraviesa de manera casi automática, por lo general las familias no son conscientes de la complejidad que implica.


· Igual la familia debe ser consciente que es un todo, y que a medida que evoluciona, cada miembro vive ese desarrollo en cada etapa de manera particular y diferente, y que cada movimiento individual o del sistema se influencian recíprocamente.


· Además, se debe tener en cuenta que el desarrollo del ciclo vital incluye tres generaciones: abuelos, padres e hijos, lo cual complejiza mayormente la evolución.


· Debe ser consciente de que en cada etapa se deben cumplir funciones, tareas que les permitan ir avanzando y atravesando cada una y que representan retos, oportunidades, pero también amenazas al equilibrio establecido, riesgos, cambios, pérdidas.


En cada etapa señalaremos los cambios transicionales para los que la familia debe prepararse y ser resiliente, pues en cada una hay crisis que deben ser superadas para seguir evolucionando. Un primer gran aspecto que subyace a esta capacidad de resiliencia familiar es tomar consciencia de la necesidad de interrelación entre los miembros de la familia, considerando relevante su participación en la búsqueda de soluciones y que cada uno pueda desplegar sus mejores recursos de comunicación y negociación que les permita ajustarse a los cambios y superar los conflictos y tensiones.


En los próximos artículos referidos a este tema, abordaremos cada etapa del ciclo vital de la familia, enunciadas por Lauro Estrada.

1. La formación de la pareja: casada o unida.

2. La llegada de los hijos: hijos pequeños.

3. La familia con hijos adolescentes.

4. Familias con hijos en proceso de desprendimiento.

5. Reencuentro de la pareja.

6. La pareja en la vejez.

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